
Hasta que llegué al pueblo que me indicaron, supuestamente aquí vive el que dice ser mi padre, un tal Cox. Mi madre me pidió que fuera en su búsqueda, estaba con los ojos cerrados y una lágrima resbalaba de su bello rostro. Aquella imagen aun me duele. No podía, no podía.
Escrito por: Elder Cuevas
Ejercicio Pedro Páramo
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