lunes, 29 de diciembre de 2008

Los caminos de Terry George

Llevamos centurias de años relatando historias, de modo que es habitual que se diga que todas las historias ya han sido contadas y lo único que hacemos en narrar variantes.
Hollywood ha encontrado en la muerte de los hijos un ardid justificable para desarrollar historias buenas y malas.
Desde la sobresaliente La stanza del figlio de Nanni Moretti hasta la magnánima Todo sobre mi madre, los enfoques son diversos; sin embargo, la mirada de Terry George retoma su postura bélica dejada de Hotel Rwanda. Con esto no quiero decir que sea la continuación, ni mucho menos una extensión por la pugna de un territorio.
Atrás quedó la guerra de Tutsis y Hutus; lo que nos relata esta vez es la indagación de un padre que busca justicia tras el atropello de su hijo.
Interesante desde el punto de vista de la casualidad y del azar que es caprichoso en la vida cotidiana, ya que prácticamente el asesino Dwight Arno es vecino del niño que atropelló.
Todo se configura para mostrar una película honesta, que no lleva a extremos las actuaciones, mostrando a una Jennifer Connelly en papel bien asentado, al igual que Joaquin Phoenix y Mark Ruffalo. La historia no sólo busca la venganza, sino apela la capacidad de remordimiento, semejante al de Rodión Raskólnikov, del conflicto interno que se gesta y principalmente que somete los giros. ¿Actuar con Ethos o huir?

Terry George no busca invadir los espacios como un voyeur, sino como un acompañante fiel en ambos “bandos”; la del padre desesperado y el asesino arrepentido. Con encuadres cortos nos remite a diferentes instancias y niveles de significación.
No es que sólo embrague a nivel actorial, sino que pasa de un discurso apasionado a la estancia discursiva pasional del director.

Como sostiene el ilustre Desiderio Blanco en su libro Semiótica del texto fílmico, el personaje de Mark Ruffalo pasa de ser un sujeto realizado (deber-ser) en el que tan sólo quiere ser un buen padre, e intenta serlo, a un Sujeto Potencializado, debido al accidente que sufre hay una mutación en el embrague tímico que apela a nivel pasional. La crisis de confianza aumenta y el sujeto se mantiene en un estado del (no creer- deber ser) pues trata de eludir los recuerdos para mantenerse en su ulterior estancia.

Sin embargo, la presión que se ejerce y más aún con la contratación de sus servicios desemboca en otro giro argumental y actorial donde el sujeto pasa a ser Virtualizado (saber/ no poder-ser). Es lo que en narratología se conoce como el punto sin retorno; el personaje está afligido y el saber va en detrimento de su performance, generando la desaparición de un modo de existencia del sujeto.
Arno pasa de su estado endeble al arrepentimiento llevándolo hacia su entrega; sin embargo, el Ethos no es más que otra fuerza que profundiza el dolor por la homologación de representaciones, cambiando a su hijo por el niño arrollado.
Tras ello, el nuevo Sujeto Actualizado, (saber/ no poder – no ser) es el estado casi inerte en el que Terry George intenta dar el simbolismo de escape a la realidad con las corridas matinales, tratando de huir no sólo de él (como el asesino) sino del pusilánime individuo que no sirve ni para dar el ejemplo a su hijo, que de forma sarcástica lo condena indirectamente.
Él actante sabe que a no hay escapatoria de la cárcel, pero principalmente de su conciencia haciendo que ante la instancia más álgida se coloque la pistola en la cabeza y repita que “está muerto”.
Después de todo ello y una vez exorcizado de sus culpas pasa a un estado modificado pero retorna a ser Sujeto Realizado pero bajo otras circunstancias.
Nuevamente la cartelera nos muestra algo que aparentemente se sitúa en la película intransigente e incluso “floja”, a pesar de ello lo más rescatable son la voluntad de los personajes. Se tornan ambivalentes, paranoicos, sedientos de venganza moldeando así las conjeturas y complejidades que cada individuo posee.
La delimitación de la búsqueda del culpable es la válvula de escape de todos, no solo en el accidente sino en la vida de cada personaje.
Nótese cómo en el universo ficcional existe una degradación hasta “tocar fondo”; convirtiéndonos en seres obnubilados.Terry George que también co-escribe los guiones le da vida nuevamente a historias difícil de creer, pero en su caso el mérito es hacer que el espectado embrague a nivel tímico, pragmático y cognoscitivo con lo que ve.
Escrito por: Elder Cuevas Calderón


sábado, 15 de noviembre de 2008

Pasión Narrativa


Es curioso cómo a partir de la Elipsis se puede construir una historia tan imbricada. Si bien puede caer en un exceso el uso del fade a negro, Eimbcke es un director que posee una narrativa magistral haciendo que la ruptura de la linealidad cronológica se vea como lo continuo de la cotidianidad.
La película desarrolla varios aspectos del conflicto personal; como lo hizo en Temporada de Patos, a partir de la dosificación de información la trama envuelve al espectador haciendo que se pregunte qué es lo que quiere el personaje, y principalmente qué es lo que lo motiva.
Ahora bien, los espacios áridos y desérticos reflejan la soledad que cunde en cada uno de sus personajes. Desde el protagonista, la vendedora de repuestos, el adulto mayor hasta el fanático de Bruce Lee.
Es curioso como se desarrollan las relaciones, principalmente las familiares. Nótese cómo la madre actúa en el filme, al igual que el hermano menor. No hay ilación lógica; sin embargo, en los diálogos son donde cada uno de los elementos es revelado para así dar el giro final.
Al igual que Temporada de Patos, el conflicto se mantiene en todo el desarrollo pero de forma críptica.
Por otro lado, el uso de planos fijos para relatar esta historia es algo totalmente interesante. La manera en la que se rompe la linealidad con los fades y el no movimiento de cámara, es semejante al cine de los maestros Jarmusch, Kaurismaki, Bergman y Ozu. Ello permite tener una lectura distinta de la historia, mucho más personal.
Se puede observar en la puesta de escena la influencia de estos. Eimbcke a partir de esta postura, intenta narrar una historia a partir de estos planos, dejando que la construcción sea constante, fluida por el ojo omnisciente que ve lo que sucede en cada uno de los personajes.

Junto con ello hay otro factor sobresaliente que es la ausencia de música, si bien no es igual a L’enfant de los hermanos Dardenne, sólo se emplea en momentos para ahondar en la psiquis del personaje. Además permite reflejar los estados de ánimo contrastados, pues en el caso de la vendedoras de repuestos, no se tiene a una mujer que afronta su rol de madre, sino a un es una niña que no sabe como convivir con hijo que más lo trata como si fuera un muñeco.
Sin duda Fernando Eimbcke es un director astuto y con un estilo, ambicioso y con una alternativa interesante de contar historias, tanto en el plano narrativo como en el visual. Sus finales son la muestra de la otra alternativa, la intensa y pasional, y no convencional.


Escrito por: Elder Cuevas Calderón

domingo, 21 de septiembre de 2008

Ainda Orangotangos


Debo resaltar notablemente el filme Ainda Orangotangos. No sólo por la proeza, aunque muchos llaman malabarismo, técnica que desarrolla esta película sino por la capacidad de explorar la curiosidad de las personas. Es saber de alguien, indagar banalmente, conocer someramente qué sucede con la persona que pasa desapercibida cuando cruza a nuestro costado.


No es el mero hecho de transcurrir de personajes lo que la hace cautivadora, sino cómo se presentan y principalmente, cómo con unos solos minutos posiciona al espectador en el conflicto de cada uno.

Es como el efecto Bola de Nieve; con el paso de los minutos la intensidad se hace cada vez mayor a pesar de que los personajes se entrecruzan de forma muy “superficial”.
En realidad lo que Spolidoro nos intenta mostrar es cómo esta casualidad en realidad forma parte de la causalidad, tan importante en las historias.


Ahora bien, y es creo lo que más han elogiado, es el largo plano de 84 minutos sin cortes, que es llevado de forma magistral por las calles de Porto Alegre.

Primero desde el interior de un tren que nos muestra el título de la cinta, luego a un mercado, autobús y diversos interiores. Claro está, y es realmente absurdo compararlo con El Arca Rusa del maestro Sokurov, ya que el concepto de unidad y claridad son totalmente distintos. Sin embargo, Ainda Orangotangos posee un carácter intrépido, sagaz, tanto en el ritmo como en la construcción de los personajes.

A pesar de que tiene esencia teatral, es un filme amigable y de fácil consumo; sin embargo, no significa que no esté cargada de significaciones en el subtexto. La cámara no sólo sigue a los protagonistas, sino entra en los problemas de estos.

Aunque Gustavo Spolidoro es un joven director, su filme, a la vez es Opera Prima, resalta en cuanto festival que va. Es grato poder deleitarme con propuestas de este estilo; osadas, irreverentes y principalmente ambiciosa en sí misma, donde una idea se mantiene y llega a ser un largometraje.





domingo, 17 de agosto de 2008

All About Bette

All About Bette



"Hollywood siempre
me quiso para que fuese bella,
pero yo luché por el realismo."
Bette Davis


Hablar de Bette Davis es mencionar a una de las estrellas más resplandecientes del firmamento fílmico. La reina de Hollywood, la dama de carácter imperante que nunca estuvo debajo de los títulos ni de sus maridos, la Marlon Brandon de su generación, la de los ojos extrañamente cautivadores.

Bette Davis es sin duda la figura epónima del cine de los treintas y cuarentas; la actriz que embelesó a todos por su presencia dentro y fuera del escenario. Una mujer luchadora que obtuvo todo debido a su férreo carácter y perfeccionismo.
En su tiempo admirada y muchas veces odiada -por productores y directores- es simplemente un legado de prototipo a seguir.
Si Katharine Hepburn al finalizar el rodaje de "Suddenly, last summer", le escupió a la cara a Joseph L. Mankiewicz, por consentir los retrasos y caprichos de Elizabeth Taylor, Bette Davis le hubiera arrojado ácido sulfúrico.

Caracterizada por defender los derechos de la mujer, esta no es sólo una actriz que se limitaba a decir sus líneas, ni la cómica ni melodramática que sólo reproduce un personaje, Bette es el personaje mismo. Aquel que sirvió de inspiración a tantas actrices y directores contemporáneos.
Pedro Almodóvar construye el personaje de Huma Rojo en Todo sobre mi Madre, a partir de la estela enigmática de la mujer que se hizo leyenda y del humo que estuvo compuesta su vida.

A pesar de haber estado casada más de cuatro veces guardaba una soledad profunda y muchas veces agónica. Según Michael Merrill, -hijo de Davis- fue una madre "maravillosa", aunque su dedicación a la familia estuviese condicionada por su profesión.

Aunque parezca que su vida fue una constante de éxitos el comienzo no fue nada agradable. La primera vez que llegó a Hollywood, acompañada por su madre, no fue recibida por nadie; sin embargo, el empleado que fue en su búsqueda adjudicó que después de mucho esperar no vio a nadie que pareciera actriz.
Esta edificó su carrera a partir de la personalidad que coadyuvó a generar a la diva que es y será por siempre.
Si bien no posee el luminosidad del iris de Elizabeth Taylor, la belleza de Katharine Hepburn, su estilo de performance y fuerza en los ojos hicieron de ella la Reina de Hollywood.

Después de cien años de su nacimiento, en nuestra memoria permanecerá sempiterna las películas que por el garbo y don seduce al espectador.
No es sólo es la manera como actúa sino lo que transmite; un personaje redondo, rico en contradicciones y giros, complejo y latente impregnado de vida.
No se parecía a nadie: andaba como nadie y nadie hablaba como ella.

Si de por sí nombrar ¿Qué fue de Baby Jane?, Peligrosa, Jezabel o All About Eve nos remite a la omnipresencia de Bette.
Sin duda era una mujer incomprendida, para algunos difícil de aceptar; para otros simplemente Bette Davis.

Se retiró como toda una estrella, después del Festival de San Sebastián tras decir que le habían devuelto la vida. A pesar de haber recibido dos premios de La Academia, Cannes, BAFTA no habrá ni existirá galardón que pueda realmente significar su magnánima trayectoria.
Su epitafio dice: “Lo hizo del modo difícil”; pues es así como vivió. Rodeada de bellezas como Marlen Dietrich, Greta Garbo se abrió paso por su carácter, personalidad y talento. A veces dulce y amarga, dadivosa y altiva parece verse reflejada en el personaje de All About Eve, la estrella que se muestra a su público contundente y que al final está sola y desprotegida.
Tras toda esa imagen de la gran diva, se encuentra Bette la mujer que sacrificó mucho para ser lo que es: La Reina de Hollywood, La bola de fuego o simplemente Bette Davis “La única”.





Escrito por: Elder Cuevas

jueves, 24 de enero de 2008

La lista Negra

Paul Verhoeven es un director que juega con los géneros cinematográficos, ya que puede ir desde el melodrama hasta un thriller muy erótico. Esto se puede observar en la mayoría de sus filmes, como la interesante Delicias Turcas, la infortunada Showgirls o su obra más conocida Bajos Instintos.



En El Libro Negro (Zwartboek), a pesar de ser un filme con matices distintos a sus anteriores trabajos guarda, como es lógico, el sello erótico de dicho director.
La película es narrada de forma enérgica que mantiene la línea y al espectador ávido de lo que sucederá.
Con diversos giros, construye una historia que pasa por varios géneros, desde el suspenso por saber qué pasará con Ellis de Vries ( Carice van Houten), al juego de espías y el melodrama amoroso que desemboca en un trío entre ella, Ludwing Müntze (Sebastian Koch) y Hans Akkermans (Thom Hoffman).
Es interesante por el trato de la temática que hace, pues a diferencia de otras películas se muestra casi siempre el exilio o la búsqueda de un lugar seguro, como El Pianista de Roman Polanski, y principalmente el fin de la guerra; sin embargo, aquí el temor empieza cuando ésta acaba.
El trato del guión contiene aspectos críticos y polémicos que en Europa casi siempre no se ha llevado a la pantalla; en algunos momentos parece un cuento moral sobre la guerra.

La película, como sostuve líneas atrás, mantiene el toque distintivo del director pues recordando la tensión que engendraba Sharon Stone en los policías, Verhoeven utiliza el erotismo como un nexo entre la pasión y el detonante así como la llave maestra a las situaciones más ásperas, ya que Ellis se escuda en el sexo para no perder la vida, a pesar que Müntze reconoce que es judía.


El guión está bien tratado, desde un aspecto técnico pues mantiene la intriga de lo que sucederá desde el comienzo, con un buen planteamiento que presenta a Ellis y principalmente lo que busca. En el desarrollo, se tejen más complicaciones para que el espectador mantenga el interés, además que lo ayuda con la cuota de suspense. Casi al término de este le da un giro que torna y da otro aire al filme, pues en este caso hubiera sido demasiada persecución y poco interés. Así el final que se presenta desde el comienzo con un flashback, tiene mayor lógica y principalmente lo convierte en verosímil.

Muchas personas le atribuyen una excesiva extensión a la película para seudo diferenciarla como seria; sin embargo, decir ello es una compleja aberración pues era necesario, en este caso, atar todos los cabos y resolver los enigmas hasta el final ya que sino se convertía en otro filme trillado y soso.

Lo lamentable de esto viene de parte de –otra vez- los cines, ya que dicho filme se estrenó en Holanda en Septiembre del 2006 y llega como gran estreno a comienzo del 2008, realmente deplorable.
Sin embargo, la película es una buena opción ante esta avalancha de blockbusters que pone en desmedro nuestra pobre cartelera. ¿Hasta cuando?


Escrito por: Elder Cuevas